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Enséñale a lidiar con sus emociones: cuando tu hijo se acerque
a ti porque se siente triste no lo reprimas, déjalo expresarse y
recuérdale que estás ahí para ayudarlo. La psicóloga Christine Nicholson
explica: “se les presta más atención a los sentimientos de las niñas;
además, se les consuela mucho más que a los niños”.
Los niños que saben expresar sus sentimientos son más balanceados y pueden comunicarse y relacionarse mejor con otros.
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Enséñale a ser empático: un niño que puede relacionarse con
otros, es un mejor amigo y eventualmente será un mejor esposo o padre.
Leer novelas y ficción desarrollan la empatía, la manera en la que nos
relacionamos con los personajes ficticios es la misma en la que nos
relacionamos con personas reales. Pídele que te ayude con la limpieza de
la casa: recoger su cuarto y lavar sus platos sucios también son sus
responsabilidades, una casa se mantiene con la ayuda de todos y hacerlo
no es degradante.
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Asegúrate de que tenga confianza en sí mismo: tener una
autoestima saludable es esencial para que un niño se sienta valioso.
Para alentarlo puedes felicitarlo por su esfuerzo, en vez de decirle:
“Eres el mejor jugador del equipo”, que puede ser una expectativa
imposible, puedes decirle: “Trabajaste muy duro y estoy orgullosa de
ti”.
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Enséñale a respetar a otros: asegúrate de seguir tus propias
reglas. Si hace algo que no debió hacer (decir groserías, llegar tarde a
casa o alguna otra cosa) recuérdale que tu eres la autoridad de la casa
y que debe respetarte.
Por otro lado, ponle el ejemplo de como se debe respetar a otros. Trata a sus amigos, maestros, entrenadores y a su padre con respeto. Si una situación conflictiva emerge entre tu hijo y otra persona, trátala con madurez: escucha ambas versiones de la historia; si tu hijo tiene la razón explícale que esa no es razón para ser grosero. Aprovecha la situación para recordarle que lo apoyas en todo y que antes de que le falte el respeto a alguien debe hablar contigo para encontrar una solución alternativa.
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Cuando tengas una duda, abrázalo: con frecuencia a los niños
les cuesta más trabajo expresar sus sentimientos, si crees que está
ocultando algo o no sabe como reaccionar: abrázalo.
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Ganar es importante pero no es lo más importante: muchos niños
se presionan porque quieren desempeñarse bien en ciertas actividades
como la escuela, o en los deportes, pero hablan menos al respecto que
las niñas, por lo que perder puede causarles más estrés de lo que
demuestran. Como madre puedes enseñarles que ganar no es lo más
importante, ser gentil, amable y cariñoso lo es.
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El “Factor Papá”: Un padre tiene ciertas ventajas sobre la
madre a la hora de criar a un hijo. Una madre puede ayudar a su hijo a
ser un hombre fuerte, emocionalmente saludable y balanceado, pero un
padre puede enseñarle como se hace. La relación que tengas con su padre
le enseñará a tener una relación en el futuro.
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Juega con él: cánsalo. Asegúrate de que pases tiempo
alimentando su imaginación y su cuerpo. Ve al parque con él, si salen de
vacaciones inventa juegos que involucren construir cosas, correr,
explorar y sentirse libre. Enséñale que tu también te puedes ensuciar,
que disfrutas de trepar árboles y que no por ser mujer eres una princesa
de porcelana. Puedes ser tan fuerte como y divertida como su padre.
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Aparta un tiempo para leerle antes de que duerma: durante la
crianza de un hijo, en especial si es muy activo, pasar con ellos sus
últimos quince minutos de vigilia es invaluable. Sentir que su cuerpo se
relaja en la cama mientras que acompañas sus sueños con su cuento
favorito es uno de los momentos más mágicos que puedes compartir con
ellos.
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Enséñale a bailar: bailar no es cosa de niñas, es una genial manera de reforzar relaciones y divertirse. Baila con él desde que esté muy pequeño y enséñale que es normal disfrutarlo. No tienes que enseñarle los pasos de todos los bailes, si le interesa lo hará el solo. Enséñale que se puede expresar con su cuerpo, esto le dará confianza en sí mismo y será el más centro de las fiestas.
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Llena su vida con mujeres ejemplares: enséñale que lo que hace a una mujer bella no es su cuerpo ni su cara, sino su intelecto, determinación y su integridad. Asegúrate de que sepa quienes fueron Madame Curie, Amelia Earhart, Frida Kahlo, y Susan Sontag.
- Sé una mujer ejemplar: recuerda que eres la figura que más admira en su vida y eres admirable: lo cuidaste por nueve meses antes de que naciera, te encargaste de que sobreviviera de pequeño, alimentas su cuerpo y nutres su mente todos los días; además trabajas o mantienes la casa.
- Acepta que arruinará su ropa: a los niños les gusta ensuciarse, y aunque en muchos casos no es su meta principal, lo hacen cuando juegan. Nunca lograrás que no se ensucien, acéptalo y todos serán más felices.
- Llena su vida con hombres ejemplares: que sus ídolos no sean solo deportistas o superhéroes. Enséñale sobre Albert Einstein, Nelson Mandela, Oscar Wilde y todos los demás hombres que admires.
- Llévalo a lugares nuevos: explorar lugares nuevos, desde parques, bibliotecas, playas, bosques y museos estimularán su mente y su corazón. Mientras más conozca cosas nuevas más respetará el mundo que lo rodea y más querrá crecer para ser un aventurero.
lunes, 20 de enero de 2014
Consejos Madre - Hijo
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